Cada vez que termina un año y empieza otro, sea por la nostalgia del que pasó o la fe en el que viene, o quizá por los remordimientos del pasado y los arrepentimientos del futuro, o por lo que sea, siempre uno piensa en resoluciones. Yo ya tengo algunas resoluciones en mi lista y puedo compartirlos.

En términos de novedades:
1. Voy a tomar un Bachillerato en Teología (y quién sabe, hasta doctorarme).
2. Voy a tomar una Maestría en Educación; clave para empezar las cátedras.
3. Voy a invertir mi tiempo en mentoreo personal, más sistemática y metódicamente; con mayor prioridad al púlpito semanal.
4. Voy a invertir gran porcentaje de mi tiempo a producir, sea en formato impreso y/o digital.
5. Voy a practicar natación como mi deporte favorito y disciplinario.

En términos espirituales:
6. Voy a pasar más tiempo en intimidad con Dios, mi padre.
7. Voy a continuar con mi LBA, en modalidad escrita y auditiva.
Estos son los puntos que debo instalar en mis hábitos para el 2011. Por supuesto que hay otros, algunos obvios y otros predecibles, sin contabilizar los improclamables. Pero te comparto estos siete, uno, para inspirarte, y dos para (ahora que estás enterado) me apoyes con tu intercesión.