El que escribió Lo único que no podrás hacer en el cielo, Mark Cahill, es un evangelista nato, neto y nito. Es de aquellos que hasta con su sudor testifican a otros de Cristo, abierta y descaradamente.
Yo no busqué este libro, más bien éste me buscó; o mejor dicho Dios me lo envió. Y me cayó a pelo, pues como pastor me debato en el lío, no tanto en qué tan bien testifico a otros, sino en cómo hago para movilizar a mi congregación a un evangelismo personal en el lugar donde se encuentran: estudios, trabajo y vecindario. Y digo que me cayó a pelo, pues ha logrado su cometido: inspirarme estrepitosamente a inspirar estrepitosamente.
El libro en mención es profundamente inspiradora; contiene mil y un anécdotas de evangelismo; gringas, pero inspiradoras. Por supuesto que también incluye premisas y metodologías, pero al estar inmersas en anécdotas por aquí y anécdotas por allá, lo hace más inspirador aún.
Las anécdotas plasmadas vienen en forma de diálogos (yo diría “diálogos tipos”) que todo testigo enfrenta, atraviesa y experimenta; lo que lo convierte en un libreto FAQ (preguntas frecuentes) que nos salvarán de innumerables arrinconamientos.
¡Si quieres renovar tu pasión evangelizadora, ésta es la inyección que necesitas!