Cuando yo era adolescente tenía este mismo problema. Es más, hasta consideré varias veces vivir sin tener nada que ver con Dios. Pero un día conocí al Señor. Y cuando lo conocí, no tenía nada de aburrido; más bien todo lo contrario. Jesús me dio una vida 100% adrenalínica, como no te imaginas. Ahora digo: Jesús no es aburrido; son su gente los aburridos. De allí que mi interés es que mucha juventud conozca al Señor como yo lo conozco: personalmente.
Imagina esto: Dios nos ha creado conforme a su imagen y semejanza. Y nos ha dado un lindo regalo: el mundo. Ahora nos dice: “Vé, y conquístalo”. ¿No te parece fabuloso esto? El que tiene la visión de empresario, deberá llenar este planeta con sus empresas; el que tiene la visión de político, deberá convertirse en un hombre influyente en el país, de modo que la justicia se establezca; el que le gusta escribir, deberá inundar esta tierra con sus escritos, en todos sus idiomas; los pastores, debemos plantar iglesias en todo el mundo; etc.
Ahora, este sueño es demasiado grande. Muchos se mueren con el sueño. Y si tú y yo no queremos morir sin antes haber conquistado este planeta, entonces debemos movernos estratégicamente; de otro modo perderemos tiempo, dinero y energía en vano. Y ¿dónde se encuentra todo lo que necesitamos para hacerlo? En la Biblia. ¿De dónde sacaremos fuerzas para enfrentar tal desafío? De la Oración.