Nuestro país, y toda Latinoamérica, está poblado mayormente por jóvenes. Si Jesús hubiera caminado por nuestras calles, Mateo lo habría reportado así: Jesús, al ver a la multitud de jóvenes, tuvo compasión porque andaban desamparadas y dispersas como ovejas sin pastor. Mt 9:35-38
Cuando esas multitudes se reúnen en un estadio para ver a su equipo favorito, tú puedes verlos o como una racha de fanáticos o como un pueblo que quieren sentirse, aunque sea por unos minutos, triunfadores. Cuando esas multitudes se reúnen en un auditórium alrededor de su estrella preferida, tú puedes verlos o como una tira de románticos y soñadores o como personas que quieren sentirse, aunque sea por unos minutos, importantes y amados. Cuando esas multitudes se reúnen en las más sofisticadas pistas de baile, tú puedes verlos o como una sarta de vagos o como seres que quieren sentir, aunque sea por unos minutos, que están viviendo. Cuando esas multitudes se reúnen en pandillas para cometer un asalto, tú puedes verlos o como una tribu de degenerados o como un ejército que quieren sentirse, aunque sea por unos minutos, verdaderos héroes. Cuando esas multitudes se reúnen en salones de clases, tú puedes verlos o como estudiantes actualizando su información o como gente preparándose para un futuro incierto. Cuando esas multitudes se reúnen en foros y debates, tú puedes verlos o como élites buscando alternativas a problemas sociales o como ciudadanos diseñando cómo sobrevivir en la lucha de la vida.
¿Cómo los habría visto Jesús?… Como multitudes, desamparadas y dispersas, sin pastor. Es decir, como gente sin fuerza, yendo hacia la nada, motivados por el deseo de sobrevivir y guiados por la desorientación. ¿Por qué? Porque no tienen un pastor, un líder, al frente, que los guíe y cuide.
Cada vez que imagino a Jesús viendo las multitudes, siento en mi espíritu un desafío: ¡Ser un pastor para esa gente! ¿Acaso no es eso lo que el Espíritu Santo también está imprimiendo en tu espíritu?
En las décadas pasadas, el pastor Carlos Marx guió a multitudes de jóvenes, en varias naciones, hacia una utópica tierra prometida. Mas hoy, el Señor está levantando pastores, conforme a Su corazón, para guiar a esas multitudes no hacia un ideal, sino hacia una profecía. Y yo creo que el Señor te tiene en la “lista de pastores” que enviará a las multitudes.
Los conductores de televisión de mayor rating; los columnistas de periódicos y revistas más leídos; los artistas con clubes de fans alrededor del mundo; los conferencistas más solicitados; los escritores de best-sellers; los empresarios de vanguardia; los presidentes de los medios de comunicación; los profesionales e investigadores contribuyentes a la ciencia y el desarrollo; los políticos de mayor influencia; los deportistas más cotizados; son los que están liderando a las multitudes: influenciando las costumbres, valores y creencias, e inventando instituciones para promoverla.
Este tiempo que estamos viviendo es realmente impresionante. En la agenda celestial estaba que justo ad portas del tercer milenio, la iglesia latina esté compuesto en su mayoría porcentual por jóvenes. Y creo que ahora mismo Dios los está capacitando y entrenando para, en un mediano y largo plazo, tomar esos espacios y liderarlos. Es decir, para penetrar “el mundo” con el reino de Dios. ¡En medio de la crisis moral y espiritual, Dios está entrenando a sus Samueles!
Hace varios años, cuando hablábamos de “servir al Señor”, rápidamente lo asociábamos con ser pastor, evangelista, misionero, etc. Pero ahora la iglesia está entendiendo que también podemos servir a Dios desde nuestras profesiones; sea que trabajemos independientemente, o para el gobierno o la empresa privada.
Años atrás era “pecado” estudiar en la universidad; hoy es un lujo tener universitarios. Pero lo que nos está faltando es abrir los ojos de nuestros estudiantes, para que vean por qué y para qué el Señor les está permitiendo ese lujo. Les tenemos que decir: ¡Dios los está preparando para liderar los espacios antes mencionados! ¿Acaso no es esa una forma de servir a Dios?
Cada vez que el Señor me permite hablar a universitarios cristianos, les digo: “Atrévete a pagar el precio para llegar arriba. Estudia la Biblia; ora y ayuna; moldea tu carácter; revoluciona tu conducta; y también adquiere la más alta preparación intelectual, cual Daniel. En la actual coyuntura llegarás arriba, si estás preparado y tienes agallas”.
Repasemos este artículo: Jesús vio multitudes, y tuvo compasión de ellas porque andaban desamparadas y dispersas. Y dijo: yo seré un pastor para ellas. La pregunta es: ¿harás tú lo mismo?