El Covid-19 sacó a la iglesia de los templos. Siempre hemos dicho que iglesia y templo son conceptos distintos, pero en la práctica nos resultó imposible separarlos, hasta que llegó el Covid-19.
El Covid-19 regresó a la iglesia a casa. Lo que hacíamos en casa tenían otros nombres: devocional familiar, altar familiar, grupo pequeño, célula, etc. Pero nunca iglesia, aunque así empezó todo. Hasta que el Covid-19 llegó.
El Covid-19 convirtió a la iglesia de «fin de semana» a una iglesia de «todos los días». Siempre hemos dicho que lo más importante en una iglesia es lo que hace de lunes a viernes, pero en la práctica todo el presupuesto y energía se va el domingo. Hasta que apareció el Covid-19, y ahora tenemos una iglesia predicando hasta el cansancio.
¿Por qué más daríamos gracias?
Un comentario
Porque me seguí atreviendo a predicar en las redes. Me cayó a pelo.