El decisivo voto evangélico

Susana-Lourdes

Los evangélicos podrían decidir el 3 de Octubre quién será la próxima alcaldesa de Lima.

Ni el hipotético apoyo total evangélico a Humberto Lay lo llevará al sillón edil de Lima. Al menos, según las encuestas, no.  Así que, a seguir soñando.

La pelea final es entre Susana y Lourdes. ¿Quién ganará? ¡Los evangélicos podríamos decidirlo!

Hasta hoy,  en el mundo evangélico, hay una micro campaña anti Villarán. Vía correo electrónico y redes sociales se nos ha instigado a no votar por ella debido a su filosofía pro aborto, pro matrimonio gay y pro legalización del consumo de drogas. Un sector de evangélicos, aterrados por las pruebas flagrantes en Youtube, inmediatamente han alterado su preferencia electoral. Otro sector, convencidos que la moral del candidato es irrelevante, seguirán votando por Susana. Un tercer sector, interpretan esta micro campaña como manipulación pura para atraer solapadamente vientos al molino de Restauración Nacional. Y un cuarto sector, nunca recibieron nada, ni escucharon nada, por tanto no saben nada.

Ser evangélico no es sinónimo de enfilar por Restauración Nacional, y no es un signo de división, sino de libertad y pluralismo. Hay quienes miran la estrella; hay quienes sueñan con el mapa; hay quienes caminan con la lampa; hay quienes leen Hechos de los Apóstoles en letras rojas; y también hay quienes se definen como apolíticos y otros prefieren llamarse independientes. Por tanto, así como partidos políticos hay, también votos evangélicos hay; aunque un grueso estadístico está con Restauración Nacional.  Pero ni con ese grueso, y sumado a otros simpatizantes, supera el 10% de intención de voto.

Si a ese grueso de evangélicos realmente nos preocupara la moralidad del candidato y lo que podría (a)traer a la capital, no deberíamos votar ni por Susana ni por Lay. No por Susana, por lo anterior expuesto. Tampoco por Lay, porque: 1) no ganará, y 2) se dispersará el voto evangélico, y estaríamos ayudando «sin querer queriendo» a Susana .

Si Humberto Lay endosa sus votos a Lourdes, a Susana le resultaría muy difícil salir electa. Pero Lay ya dijo que no lo hará. Lo cual me hace pensar que el fin es más político que moral. Por tanto, todo lo que dijeron sobre defender la vida, familia y valores solo fue una estrategia de márketing teledirigida a la comunidad evangélica.

¡Tampoco quiero ser apocalíptico! No creo que la primera meta de Susana sea casar a la primera pareja gay del país. Tampoco creo que Susana inaugure la especialidad de abortos en los Hospitales de la Solidaridad antes de los cien días de su gestión. Por allí va lo que se coce en el Congreso, pero no creo que Susana sea la encargada de servirlo en la mesa de Lima. ¡Espero no equivocarme! Pero, por si la moscas, y pensando en Lima —más que en presencia evangélica— hay que marcar el mapa.

En ese sentido, el voto evangélico podría ser decisivo. La pregunta es, ¿ya nos dimos cuenta de esto?

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