Cuando fui muchacho, quería conquistar el mundo. Cuando me hice adulto, quería conquistar a otros. Y ahora que soy viejo, quiero conquistarme a mí mismo.
No recuerdo el apellido del artífice de esta frase, pero retrata a la perfección la perspectiva de vida de la mayoría de impetuosos visionarios conforme pasan los años.
Los visionarios salen del vientre materno con este chip. Sus primeras palabras son al infinito y más allá. Sus primera consigna es ¡conquista el mundo o muérete!.
Dejan de sentirse raros cuando leen su propio génesis: sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo (Génesis 1:28). Saltan de alegría al hojear versículos bíblicos como pídeme y te daré las naciones como herencia (Salmo 8:2), y empiezan a caminar firme cuando logran relacionar todo con haced discípulos a todas las naciones (Mateo 28:19).
Un desafío pendiente
Por lo general, en la iglesia se alienta un sólo tipo de conquista: ganar gente para Cristo, o en el mejor de los casos: discipular a otros. Y el resultado es que hay muchos «pastores conquistadores»; es decir, han conquistado sus sueños. —¡Tres aleluyas, por favor!
¡Pero no todos son pastores, y no todo es iglesia!
Hay una infinidad de llamados, y cada uno es tan único como su propia huella, e importante como cualquier pieza del cuerpo humano. Lamentablemente hemos enfatizado aquellos que son útiles para los sábados y domingos, y restado importancia a los útiles para tener gloriosos lunes a viernes en la vida real.
Otros tipos de conquista
Este espacio no alcanzaría para enumerar cada tipo de llamado y describir cómo estaría conquistando el mundo. En fin, y generalizando, se me ocurre esta breve lista:
* Para el intelectual podría ser… sus libros leyéndose en varias partes del mundo.
* Para el político podría ser… crear leyes tan buenas, que las naciones vecinas la repliquen.
* Para el deportista podría ser… triunfar en las ligas mayores.
* Para el artista podría ser… sus obras exhibiéndose en las principales capitales del mundo.
* Para el empresario podría ser… su marca estableciéndose en cada país de la tierra.
Para terminar
Todos tenemos un mundo para conquistar. Para unos es su mundo, y para otros el mundo.
No porque está fuera de las cuatro paredes de la iglesia no glorifica a Dios. Que glorifique a Dios o no está en función a los principios y valores que encarnan.
Donde sí muy pocos están logrando es en conectar su «conquista el mundo» extra iglesia local con el «haced discípulos» extra local —que es el sentido de Mateo 28:19 al aclarar a «a las naciones».
[box type=»note» style=»rounded»]¿Qué otros llamados hay, y cómo estarían conquistando el/su mundo?[/box]