En pleno día de playa, y viendo lo que hacen las ondas del mar, saltó a mi cabeza Santiago 1:6, que dice: «el que duda es semejante a la onda del mar», en el contexto de la oración. En el almuerzo le pedí a mi esposa que me ayude a clarificar mi abrupta revelación (jajaja), y minutos después hice este selfie:
¿Qué otra cosa podrías aportar?